Un poema hermoso, que no merezco, un poema injustamente olvidado, que me costó mucho encontrar de nuevo.
Lo cuelgo acá, para que sea indexado y leído así sea por los pocos que se pasan por este blog.
Destinatario
Hombre del fracaso, el comprender y el mirar reflexivo,
con entraña humeante de risa, de rabia, de sexo y luz,
defensor del cantar, del mar, de la nostalgia
hermano reprimido, violentado, bello
autor de verdes ideas sin importancia,
de palabras que dan risa a los demás,
del beso en la espalda y el mordisco en el pecho
hombre de tan humana ingenuidad,
ser de desenfreno, de amor furtivo, de gemidos,
de caricias templadas que saben a sudor
tú que esperas el momento oportuno
que a veces lloras al hablar del destino
que recuerdas a los muertos por la tarde
con un viejo sentir de libro manuscrito
triste Romeo que has perdido el amor
el dinero, el compañero, la esperanza,
valiente militante de las búsquedas
del placer, de la cantiga narcisista,
de concupiscencia tenaz y sin culpa
hombre que busca su fe sin encontrarla,
observador de otras vidas y otros mundos,
creyente a ratos de un evangelio de otro Dios
de un Dios de sensualidad alegre a flor de piel
Orfeo de minorías, cuyo canto de barro
acepta la imperfección como ideal
y la asume como musa disonante
hombre que trabaja un día martes o un día viernes
que corre entre la gente en un barrio cualquiera,
Prometeo de fatigas altruistas,
que cree en el premio pero no en el castigo,
que dice no a la civilización con ataduras
de impulsos destructivos sublimados
hombre de la sed de tolerancia y de justicia
hombre de la saciedad en la concordia,
que te sabes a ti mismo, transparente,
que te quieres, que te perteneces siempre
hombre nuestro, mío
a ti te amo, sí
a ti te llamo hermano.
con entraña humeante de risa, de rabia, de sexo y luz,
defensor del cantar, del mar, de la nostalgia
hermano reprimido, violentado, bello
autor de verdes ideas sin importancia,
de palabras que dan risa a los demás,
del beso en la espalda y el mordisco en el pecho
hombre de tan humana ingenuidad,
ser de desenfreno, de amor furtivo, de gemidos,
de caricias templadas que saben a sudor
tú que esperas el momento oportuno
que a veces lloras al hablar del destino
que recuerdas a los muertos por la tarde
con un viejo sentir de libro manuscrito
triste Romeo que has perdido el amor
el dinero, el compañero, la esperanza,
valiente militante de las búsquedas
del placer, de la cantiga narcisista,
de concupiscencia tenaz y sin culpa
hombre que busca su fe sin encontrarla,
observador de otras vidas y otros mundos,
creyente a ratos de un evangelio de otro Dios
de un Dios de sensualidad alegre a flor de piel
Orfeo de minorías, cuyo canto de barro
acepta la imperfección como ideal
y la asume como musa disonante
hombre que trabaja un día martes o un día viernes
que corre entre la gente en un barrio cualquiera,
Prometeo de fatigas altruistas,
que cree en el premio pero no en el castigo,
que dice no a la civilización con ataduras
de impulsos destructivos sublimados
hombre de la sed de tolerancia y de justicia
hombre de la saciedad en la concordia,
que te sabes a ti mismo, transparente,
que te quieres, que te perteneces siempre
hombre nuestro, mío
a ti te amo, sí
a ti te llamo hermano.