Nixon Moreno, quien durante 15 años fue incapaz de graduarse de una carrera relativamente sencilla, ahora recibirá de modo extraordinario su título de politólogo en la nunciatura apostólica. Que yo sepa no ha defendido tesis ni nada que se le parezca. Lo que sí ha hecho es pintarse el pelo para ocultar sus nada discretas canas que evidenciaban el paso de los años, un envejecer que en vista de su cargo de mártir estudiantil, no le es propicio.
¡Ánimo, Autoridades! Sigan demostrando que al igual que los chavistas que tanto critican, extienden honores y méritos no en base a la capacidad y al esfuerzo, sino en base a la adulación y el clientelismo.
Que me perdonen Heráclito y quienes velan por su memoria, pero voy a mancillar su cita más famosa.
En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos
Sé muy bien que se refería a otra cosa, pero, ante el panorama político actual , donde tanto ha cambiado para que los viejos vicios campeen como siempre, no puedo sino recordar este fragmento de sabiduría, esta paradoja, que ha perdurado a través de los eones. No así tu legado, Nixon, ni su gestión Sr. Rector, que serán empequeñecidas como las minucias intelectuales que son, reducidas a meros detalles triviales en la grotesca descomposición social venezolana, tragados por la vorágine histórica, así como la cloaca absorbe la mierda que viene de la poceta.
Pero la mierda se recicla, se integra a la vida, eventualmente llega a ser parte de nosotros de nuevo, en un ciclo sin fin. Lamentablemente los actos de estos mediocres intelectuales ni siquiera tienen la esperanza de la redención por metamorfosis de un patrón en otro. La mierda intelectual y moral pocas veces sirve de abono.