Sunday, December 09, 2007

Nixon Moreno, Politólogo

Otro escupitajo a la cara de quienes sí estudiamos y nos esforzamos.

Nixon Moreno, quien durante 15 años fue incapaz de graduarse de una carrera relativamente sencilla, ahora recibirá de modo extraordinario su título de politólogo en la nunciatura apostólica. Que yo sepa no ha defendido tesis ni nada que se le parezca. Lo que sí ha hecho es pintarse el pelo para ocultar sus nada discretas canas que evidenciaban el paso de los años, un envejecer que en vista de su cargo de mártir estudiantil, no le es propicio.

¡Ánimo, Autoridades! Sigan demostrando que al igual que los chavistas que tanto critican, extienden honores y méritos no en base a la capacidad y al esfuerzo, sino en base a la adulación y el clientelismo.

Que me perdonen Heráclito y quienes velan por su memoria, pero voy a mancillar su cita más famosa.
En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos

Sé muy bien que se refería a otra cosa, pero, ante el panorama político actual , donde tanto ha cambiado para que los viejos vicios campeen como siempre, no puedo sino recordar este fragmento de sabiduría, esta paradoja, que ha perdurado a través de los eones. No así tu legado, Nixon, ni su gestión Sr. Rector, que serán empequeñecidas como las minucias intelectuales que son, reducidas a meros detalles triviales en la grotesca descomposición social venezolana, tragados por la vorágine histórica, así como la cloaca absorbe la mierda que viene de la poceta.

Pero la mierda se recicla, se integra a la vida, eventualmente llega a ser parte de nosotros de nuevo, en un ciclo sin fin. Lamentablemente los actos de estos mediocres intelectuales ni siquiera tienen la esperanza de la redención por metamorfosis de un patrón en otro. La mierda intelectual y moral pocas veces sirve de abono.

Amor de Madre: Lo que de veras importa


...son las orejas y 3 gramos de metal.

Mi madre se avergüenza de mi. No me ha querido llevar a cenar con mi padrastro, ni ha querido que su familia me vea, le da pena. Mi delito no ha sido traficar droga, ni consumirla, ni matar a nadie, ni apoyar vergonzosamente a Chávez o salir en TV diciendo tonterías proyanqui. Mi delito no ha sido pasar años viendo las mismas materias.

¿Mi delito?
Un arete. Zarcillo, piercing. Como le quieran llamar.
No importa que haya sido varias veces de los mejores estudiantes del semestre.
No importa que haya ganado premios nacionales.
No importa que haya ganado premios internacionales.
No importa que haya visitado Google como invitado de parte de la revista científica más prestigiosa del mundo y una editorial de libros de computación que está entre las más confiables y sólidas.
No importa, carajo, que haya recibido a mi hermano y lo haya traído a vivir conmigo mientras se recuperaba de sus heridas de bala, que en parte gracias a mi haya comenzado a estudiar de nuevo, cuando ni mi madre ni mi padre lo podían soportar y lo daban por perdido.
No importa, nada, en lo absoluto, que no bote basura a la calle, que no emborrache, que no deje hijos regados, que no sea un entusiasta apologeta de dioses falsos (todos) que le´s restriegue en la cara lo mundanos e impuros que son (divorciados y casados de nuevo, con un hijo, ¡Horror de horrores!), no importa que no me drogue hasta que se me funda el cerebro y ande por los rincones babeando.

Nada importa.

Lo que importa es que en la oreja tengo un trozo de metal. Eso me hace indigno, aborrecible y fuera de lugar en los círculos familiares.

Gracias, mamá, por demostrarme lo que de verdad importa. No importa que sude el culo y me queme las pestañas, ya sé que lo que importa es un traje, una corbata y un matrimonio por la Iglesia.