Yo era fan de Tarek William Saab.
Tarek tenía una columna de Derechos Humanos los domingos en El Nacional. Cada fin de semana documentaba minuciosamente los abusos policiales y del estado hacia los ciudadanos. Yo desde muy joven estuve en contra de los abusos a los DDHH. Yo leía a Tarek, era duro a veces, como documentaba los casos, cuidadosamente, con abundante evidencia. Hacia finales de los 90 era una de mis lecturas frecuentes y me permitió conocer mejor la cruda realidad de la Venezuela donde el abuso de poder era constante (y aún así, ni la sombra de lo que es ahora).
Al montarse el chavismo en el poder, Tarek ascendió también. De oprimido pasó muy fácilmente a opresor. No tuvo el menor escrúpulo. Su carrera anterior resultó ser sólo una fachada. Su lucha no eran los Derechos Humanos ajenos, sino tener acceso al poder. Don't step on me pero feliz de pisar a los demás.
Nunca me cupo en la cabeza cómo eso podía ser. Para mi los DDHH son un principio básico que debe guiar nuestras vidas. Y aún no lo entiendo, como el poeta que escribía largas crónicas sobre los abusos del estado se terminara convirtiendo en nuestro verdugo y censor. Sigo sin entenderlo, pero lo acepto y he aprendido sobre ello.
Me da escalofríos pensar en cuantos supuestos defensores de la libertad y los derechos humanos, en cuantos liberales y libertarios fervientes y dedicados no son sino admiradores de Saab. Cuando llegue el día en que tengan el poder van a aplastar sin consideración a quien se les oponga. Dicen amar las libertades, pero sonríen jubilosos cuando Bolsonaro anuncia que Folha de Sao Paulo, el diario que destapó los escándalos de Lula, es fake news. Se burlan de la agonía de la situación legal de las personas trans. Cruelmente están en contra de los inmigrantes en busca de un futuro mejor, legales o no. Apoyan a un presidente Trump, narcicista, megalómano y mitómano, que está en contra del comercio libre, que ha aumentado desproporcionadamente el deficit fiscal de EEUU y que usa nuestros impuestos para ejerecer la crueldad y el prejuicio. Repiten cualquier cantidad de bulos y mentiras acerca de Soros, repitiendo el equivalente a Los Protocolos de Los Sabios de Sion del Siglo XXI.
Hablan de libertad, pero las costuras se ven a distancia. Los derechos humanos y la disciplina fiscal son una careta que caerá si llegan oler poder. Me pregunto cuantos de mis "amigos" de Facebook se ven en el espejo y no se dan cuenta que Tarek William Saab los mira de vuelta.
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