Wednesday, February 11, 2009

Once razones para el asco


Ay,

Ay,

Ay.

Sigo siendo un pendejo. 25 años y ser pendejo no es triste. Hay gente que lo es toda la vida (Nota para los argentinos: Pendejo no es ser un niño o joven, acá pendejo significa más o menos boludo, idiota).

Lo triste no es ser pendejo a los 25. No, lo triste es no aprender de los errores del pasado. Lo triste es que sigan sorprendiéndome cosas como las escritas en el panfleto. El nivel de manipulación y el insulto a la inteligencia es abismal. Si alguien tenía alguna duda acerca de la importancia del "pueblo" en esta revolución, que quede despejada. No somos los pobres más que convidados de palo que debemos asentir ciegamente a lo que la cúpula podrida y autocrática ordena.

Si esta es la Revolución, que nos trata como imbéciles, el futuro es negro. Apuestan a profundizar la estrategia adecopeyana de mantener a al población ignorante para perpetuarse, sin darse cuenta que sólo fomentan una carrera hacia el fondo donde el más demagogo gana. Ayer fue Carlos Andrés, hoy Chávez, ¿Y mañana? Zimbabwe no luce lejano.

Que me conteste un chavista de esos progresistas, que están ilusionados porque piensan que en verdad existen buenas intenciones en el seno del gobierno. ¿Cómo se justifica esta burla al pueblo? ¿Por qué hay que aprovecharse de la ignorancia de la gente y fomentar un culto a la personalidad para hacer una revolución? ¿Qué país ha salido del pozo adorando ciegamente a un lider? El primer principio de la revolución debería ser que no hay vacas sagradas y de que lo que no funciona se descarta. Chávez ha fallado y ahora se empeña en ocultar esos fallos apelando a algo tan ridículo y errado como la infalibilidad papal, con la diferencia de que tal doctrina al menos está limitada a asuntos de doctrina católica.

Las razones para el asco son las diez del panfleto más la onceava de que definitivamente el gobierno cree que la población es imbécil. Lo preocupante es que no es seguro que se equivoquen.

3 comments:

Juan RRR said...

No se que es peor; la cara de pendejo que nos ven (bien justificada por cierto) o lo cursi y maricona que se puede poner esta pseudorevolución a la hora de captar votos ¿Amor con amor se paga?...alucinante

Anonymous said...

Decía hace años Bertolt Brecht: "Pobres los pueblos que necesitan héroes".

Knut said...

Lo de maricona sobra un poco, la verdad.

En cuanto a lo demás, acojona largo larguísimo ese tipo de discurso pseudoreligioso. Tengo por norma el asustarme cuando tratan de convencerme mediante los usos de tal concepto.

Con estas cosas uno entiende mejor por qué daba tanto miedo a Platón la democracia. Lo que sufrís en Venezuela o el resultado tan sorprendente de Italia, donde la defensa de la vida es siempre pública y aparentemente radical, mientras se siembran los suelos con residuos tóxicos o la camorra mata a diestro y siniestro.

Ese tipo de "izquierdas" que aúna pseudoreligión con conceptos tan vacío ya de sentido como revolución. Decía Tagore que toda revolución debe empezar por uno mismo, por lo que concluyo la desconfianza absoluto de los discursos del tipo "hay que revolucionar" Así tenemos una suerte de Cristo reencarnado en una suerte de megacamiseta del Che.

La democracia no es una panacea, en todo caso debería serlo la formación del pueblo, el enseñar a pensar no a pensar esto o aquello, sino simplemente pensar. A ser los animales políticos que somos no delegando siempre.

Pena de mundo.